Esta receta es un éxito seguro. Es resultona, sorprendente, saludable, vistosa y gusta a (casi) todo el mundo. Puedes hacerla veggie, si lo deseas.
Te voy a contar tal y como yo la hago. Pero si no te atreves con el amasado o no tienes tiempo puedes simplificarla, preparándola con masa de pizza o de empanada ya preparada, siempre que sea rectangular.
INGREDIENTES:
PARA LA MASA DE PIZZA:
- 500 g de harina de fuerza.
- 300 ml de agua. (Si está templada, subirá la masa antes)
- 10 g de levadura fresca de panadería (o unos 4 de levadura seca de panadería)
- 10 g de sal
- 10 g de aceite de oliva virgen extra
PARA EL RELLENO:
- Aceite de oliva virgen extra (un poquito)
- Tomate frito (unos 200 ml)
- Queso mozzarella para pizza (un paquete de 200 g aproximadamente)
- Lo que quieras echarle: aceitunas, jamón york, serrano, bacon, calabacín rehogado, cebolla rehogada, atún en conserva, pesto
- Orégano o albahaca
PREPARACIÓN:
DE LA MASA:
- Si tienes thermomix, junta en el vaso todos los ingredientes de la masa. Programa 10 segundos, velocidad 5. Después 5 minutos, velocidad espiga. Saca la masa del vaso.
- Versión manual: En un bol, pon la harina de fuerza. En el agua templada, disuelve la levadura, y añádela. Echa ahora la sal y el aceite. Remuévelo, hasta que se incorporen todos los ingredientes. Echa la masa en una encimera, y amásala durante al menos 5 minutos. La masa estará uniforme y ligeramente elástica.
- Haz una bola con la masa, ponla en un recipiente engrasado (para que no se pegue), tápalo con una tapadera o papel film y déjala subir hasta doble su volumen. Depende de la temperatura ambiente tardará más o menos en subir. En verano o una casa con calefacción, alrededor de una hora. A menos temperatura, más tiempo necesita. Por lo tanto, si quieres preparar la masa el día anterior, utiliza el agua fría y después del amasado, mete el recipiente en la nevera toda la noche. Al día siguiente, antes de estirarla necesitará estar fuera de la nevera unos minutos para que se atempere.
RELLENO:
- Enciende el horno: calor abajo, 220º.
- Vuelca la masa sobre la encimera bien enharinada.
- Sin amasarla de nuevo (pues perdería su elasticidad), estírala con un rodillo, hasta dejarla con un grosor como de 2 mm.
- Úntala ligeramente con un poquitín de aceite de oliva.
- Extiende una cantidad generosa de tomate frito sobre la masa (sin llegar al borde). Si te gusta, puedes especiarlo con orégano o albahaca.
- Recubre con queso mozzarella rallado.
- Añade todos los ingredientes que gustes: aceitunas, jamón, verduritas rehogadas, bacon, jamón serrano, york….
- Enrolla la pizza sobre sí misma como si fuese un brazo de gitano. A llegar al borde, humedécelo ligeramente con agua, para que se pegue bien.
- Prepara una fuente de horno redonda. Cúbrela con papel de horno, o engrásala y enharínala ligeramente, para que la masa no se pegue.
- Con un cuchillo bien afilado (si es de sierra, mejor) corta «rebanaditas» del rollo, como de dos centímetros de ancho. Con el cuchillo, levántala la primera, y ponla tumbada en el recipiente. La siguiente, apoyada en la primera, y así sucesivamente hasta completar el círculo. Si quieres que el agujero del centro quede bien redondo, puedes poner un aro de emplatar, también engrasado. (Los extremos del rollo, ¡no los tires!. Hornéalos aparte: quedan feos, pero ricos).
- Pincela ligeramente con huevo batido o con aceite de oliva la masa que queda por encima, para que se dore mejor. Puedes espolvorear con orégano por encima.
- Mete la fuente al horno, y deja hornear durante unos 22-25 minutos. Cuando lleve unos 10 minutos, pon el horno en calor arriba y abajo, para que se quede doradita por encima. A veces se queda un poco de líquido en el agujero del centro: retíralo con un poco de papel de cocina.
Y ahora, ¡A DISFRUTAR!